Luna llena en Cáncer, el cierre y el final del 2020

Por Maria Sasia Medrano

Martes, 29 de Dic. de 2020

Luna llena en Cáncer, el cierre y el final del 2020

Las lunas llenas son momentos de ver y evidenciar. La luz del cielo propone la luz de nuestro inconsciente velado. Cabe señalar que la luna es el satélite natural de la tierra y su luz se refiere solo al vínculo con el sol, es decir, a su relación con el astro rey. El consciente y el inconsciente juegan en esta danza de luz y sombras, y de allí deviene la posibilidad de que nuestro lobo interior salga a la luz. Cuando hay luna llena, estamos más sensibles y sentimos todo un poco más. Si la luna rige las mareas y nuestro cuerpo es mayoritariamente agua, pensemos cómo nos sentiremos si nos entregamos un poco a soltar el control. Puede que estos días estemos más sensibles, más emocionales, y más perceptivos. Sería bueno que toda esa canalización valiera el proceso y nuestro crecimiento.

En esta oportunidad, la luna llena es en Cáncer, el único signo regido por la luna, el signo que representa casa, hogar, familia; el signo que todo este año estuvo bajo la presión de Capricornio y se sometió a sus mayores pruebas puesto que, este 2020, ‘todo sucedió en casa’. Claramente en mayor o menor medida todos nos confinamos de algún modo. La pandemia nos impactó y tuvimos que recortar y podar todo lo que no fuera esencial en nuestras vidas. Nuestra casa, nuestro hogar y nuestra familia cada cual, a su modo, tuvieron que pasar enormes pruebas, que fuimos sorteando como en un juego de mesa en donde cada avance era una celebración.

Y esta luna llena al final de este año tan difícil, cuando Júpiter y Saturno ya salieron de Capricornio y se unieron en Acuario. Esto representa una posibilidad de ver qué formas están finalmente terminadas en pos de poder inaugurar formas y estructuras nuevas. La conjunción de Júpiter y de Saturno en Acuario inaugura una nueva posibilidad de organización social y personal. El eje Cáncer-Capricornio que estuvo tan activo este año nos mostró que hay maneras que no van más y están agotadas. Ahora el juego astral pasará hacia el eje Leo-Acuario donde esa forma nueva se reflejará en el vínculo entre lo personal y lo social; reflejando el lugar que cada uno tendrá que ocupar y qué espacio tiene uno en lo colectivo y grupal.

La luna llena en Cáncer es el paso previo a eso, es la posibilidad de ver qué espacios, escenarios o situaciones no resistieron el embate y definitivamente tuvieron que transformarse o morir. Nuestro inconsciente de lobo animal sale a la luz, dándonos una enorme y única oportunidad para cerrar el año.

Podemos preguntarnos qué ya no es más hogar para nosotros, y que si; y qué nos gustaría que fuera. También podemos indagar acerca de qué es familia para nosotros, y cómo nos gustaría que se conformara. Es esta la posibilidad de salir del cascarón rumbo a nuevos puertos. Y ojo, lo conocido, la historia y el pasado son la base de lo que somos y nos sostiene, nunca debemos olvidarnos de dónde venimos. Pero no debemos hacer una oda al pasado puesto que al hacerlo, nuestra mirada se tuerce y se olvida del presente. El pasado es necesario y no podemos cambiarlo, es la raíz que el árbol necesita para su despliegue fuerte y seguro.

Que nuestros pies nos guíen a nuestra nueva tierra en este nuevo plenilunio. Que la luz ilumine y ponga foco allí en nuestro caminar y devenir. Que podamos separar lo que sirve de lo que no, lo que queremos que nos acompañe a nuestra aventura y lo que definitivamente, no queremos más.